En este estudio se analiza una situación real en la que un educador social de un Centro Residencial de Acción Educativa (CRAE), dio una bofetada a un chico del centro, el padre lo denunció y en la sentencia el juez consideró que la acción no era punible.

Simplificando mucho, en el grupo de deliberación ética que se constituyó para abordar esta situación, se manifestaron dos tendencias contrapuestas: las personas que consideraban que la bofetada es siempre una acción violenta y denigrante para los niños y adolescentes, que debe estigmatizarse y no permitir bajo ninguna circunstancia; y las personas que consideraban que en situaciones excepcionales y cuando hay vínculo afectivo, una bofetada puede ser mucho menos violenta que una contención física o avisar a la policía. Este libro recoge los resultados de este proceso deliberativo.

Ver libro (catalán, castellano, francés e inglés)

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